Ya contamos que habían empezado a hacer sus capullos.
En la caja ya no cabían y como los capullos se hacían entre hojas secas y suciedad...
Los hemos cambiado a dos cajas. Así es más fácil su limpieza.
Los blancos, a un lado y los cebra, a otro.
Los observamos a menudo y, en cuanto los vemos levantando la cabeza o dirigiéndose a las paredes de las cajas... los cambiamos a otra caja.
En esta caja hacen sus capullos.
Se afanan en hacer sus capullos y nos hemos dado cuenta que les encantan las esquinas.
Ya tenemos muchos capullos y de varios colores: amarillos, naranjas, blancos, ...
Cuando los capullos están terminados, los trasladamos de nuevo a otra caja para que allí veamos aparecer las mariposas.